La recuperación del ictus: con ejercicio
Aún infrautilizado, el ejercicio físico es un potente aliado en la recuperación y atención posterior a las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV), tal y como se concluye en la publicación científica «Stroke: Journal of the American Heart Association«.
Desde esta revista se propone prescribir a los supervivientes la práctica de ejercicio físico tras comprobar que experimentan pérdida de acondicionamiento físico al adquirir estilos de vida inactivos, lo que disminuye su capacidad para realizar actividades de la vida diaria y aumenta el riesgo de sufrir otro ictus o accidente cerebrovascular.
La evidencia científica ha demostrado que, tras un ictus, «la actividad física y el ejercicio pueden mejorar la condición cardiovascular, la capacidad de caminar y la fuerza del brazo», según afirma Sandra A. Billinger, autora principal de la declaración y fisioterapeuta en el Centro Médico de Kansas (Universidad de Kansas). «Además, investigaciones recientes sugieren que el ejercicio también puede mejorar los síntomas depresivos, la función cognitiva, la memoria y la calidad de vida después del accidente cerebrovascular«. Sin embargo, la fisioterapeuta lamenta que muy pocos profesionales de la salud prescriban ejercicio físico como una forma de terapia para los accidentes cerebrovasculares.
La fisioterapeuta diferencia entre actividad física, que define como «el movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que utilizan energía» y el ejercicio, que califica como un «subconjunto de la actividad física que está planificado, estructurado y se realiza de forma repetitiva para mejorar o mantener la condición física». En su opinión, los supervivientes de un ictus deben superar varias barreras para poder realizar ejercicio, como la gravedad de su accidente cerebrovascular, la fatiga, la depresión, la falta de apoyo social, la asequibilidad y la motivación.
«Estos pacientes pueden no saber como aprovechar las ventajas de los programas de ejercicio de sus comunidades», explica Billinger. «Nosotros como profesionales de la salud, tenemos que ayudarlos a desarrollar las habilidades y la confianza necesarias para comenzar y mantener un programa de ejercicios que incluya ejercicio aeróbico y entrenamiento de fuerza como parte de su atención al ictus«, confirma la experta.
«La clave para hacer ejercicio es que sólo funciona si se hace de una forma coherente», sentencia Billinger. Por ello, recomienda minimizar el reposo en la cama en los días inmediatos después del accidente cerebrovascular, iniciar un programa de entrenamiento cuando son médicamente estables para recuperar o sobrepasar los niveles de actividad anteriores a su accidente y usar programas de rehabilitación que incorporen ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza, flexibilidad y equilibrio.
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Tuve un ictus en el año 2000. He estado trabajando desde entonces pero este año padezco de lumbalgia desde octubre. No se me va el dolor así que debo hacer algo de ejercicio o no?
Contestar →en respuesta a Suyapa
Hola Suyapa,
Sobre la lumbalgia, es conveniente que un médico rehabilitador o un fisioterapeuta la valoren y sean partícipes de la evolución de tu tratamiento, pues es probable que sea consecuencia de vicios posturales, sedentarismo o tenga relación con tus antecedentes clínicos. Te puedo adelantar que los ejercicios suaves, la tonificación y el calor están muy indicados. En cuanto al ictus, desconozco las secuelas que pujo dejarte o no, pero imagino que no habrá sido grave si sigues con una vida laboral activa.
¡Muchas gracias por escribir!
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